Lo que se pensaba era un síndrome asociado a la cultura japonesa castiga también a los ciudadanos occidentales. En España lo sufren varones de una edad aproximada de 36 años y mujeres de en torno a 51. La dolencia suele ir asociada a otro trastorno mental. Consiste en recluirse en la propia habitación y renunciar a todo trato social con los demás.