Tirados en la arena y exhaustos, un grupo de 23 inmigrantes esperan durante siete horas bajo el sol a que los atiendan en la playa del Inglés, en Gran Canaria. Estaban agotados y deshidratados y los bañistas miran atónitos: nadie les ayuda. El Gobierno de Canarias activa el protocolo de ébola, pero antes de que lleguen los sanitarios se dan cuenta de que es una falsa alarma. Los inmigrantes confirman que vienen desde Marruecos y que llevaban allí viviendo un año. Tras este error, surge la pregunta de por qué los servicios sanitarios tardaron tanto en actuar, pero no es sólo esa una de las críticas que ha recibido el Gobierno, también por qué fueron trasladados los 23 al CETI en un camión de limpieza de playas.