Detrás de cada despedida, detrás de cada hijo, hermano, novio o amigo que nos deja, se repite la historia que comparten los jóvenes españoles que se han marchado desde que comenzó la crisis. Son un 40% más que en 2008. El gran problema es la calidad del empleo. Las últimas cifras son de 2012, año en el que se marcharon 7.800 jóvenes de entre 20 y 29 años. A fecha de hoy pueden ser más. Con una tasa de paro de un 53% entre los menores de 25 años, la única opción para muchos sigue siendo la maleta.