Tras el fallecimiento de Miguel Pajares, su pueblo natal, La Iglesuela, llora su pérdida. Su repentina muerte ha pillado a sus vecinos de improvisto, los cuales confiaban en su mejoría gracias al tratamiento español. Todos ellos remarca el afecto que mantenían con el religioso, desde su familia, hasta el alcalde de la localidad. Se han decretado tres días de luto en la localidad. Por otro, el religioso recibirá un homenaje póstumo en su localidad de nacimiento.