Caminan por el pueblo cargados con tablas y maderas. Es la opción más socorrida para proteger sus casas de la crecida inesperada del río Bidasoa tras las intensas tormentas. En Santesteban, las alcantarillas son incapaces de tragar tanta agua y han desalojado el polígono industrial después de que las fuertes lluvias provocaran un pequeño escape de gas.