Impresionante vista de la bahía de Río de Janeiro desde la perspectiva del Cristo redentor. Un trabajo de riesgo, el de estos operarios sin vértigo.Trabajan para evitar que las tormeNtas elécticas sigan dañanado la emblemática estatuta. La semana pasada el Cristo fue alcanzado en la mano por un rayo. Después se ha decubierto que también había impactos en la cabeza. "Vamos a extender los pararrayos hasta el dedo mediano", explica el ingeniero encargado de los trabajos. Las entrañas de la estatua esconden este acceso hasta los hombros. Un recorrido que implica riesgos y mucha calma porque "lo más difícil es la seguridad y la seguridad está por encima de todo". El trabajo para ampliar los pararrayos, previo a la reparación de daños,se realiza fuera de horario de visitas.