No hay protesta, condena ni documental premiado con "un óscar" que frene la muerte de delfines en la cueva japonesa de Taiji. Una vez seleccionados los mejores ejemplare para la venta, los pescadores locales proceden a matar al resto de la manada. Antes de que las cámaras registren cómo les golpean en la espina dorsal con un barra metálica, uno de ellos corre esta cortina. De cerca, vigilan un día más, los grupos ecologistas que denuncian esta práctica. "Esta matanza ocurre prácticamente a diario desde septiembre a marzo. En esta temporada ya han muerto 200 delfines". La cortina tras la cual los pescadores matan a los delfines no puede evitar sin embargo que la sangre de los mamíferos tiña el agua de toda la cala.