Es la llamada visión artificial y en enero podría ser ya una realidad en nuestro país. Se trata de una gafas que llevan incorporada una minicámara que graba lo que hay delante de la persona. Envía las imágenes a un ordenador, que las procesa y las devuelve al cerebro, gracias a un chip implantado en la retina. De momento este dispositivo sólo es válido para personas con retinosis pigmentaria: una enfermedad degenerativa de la vista que afecta a unas 10.000 personas en España.