El papa Francisco ha dedicado el Ángelus dominical a las víctimas de Filipinas. El pontífice rezó por ellas asomado a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano ante unas 80.000 personas que abarrotaban la plaza. Pero la sopresa llegó después del rezo. El pontífice aconsejó a todos los fieles una nueva medicina, buena para el corazón. "Pensarán que soy farmaceútico, pero esta medicina espiritual se llama misericordia", aseguró el papa a los fieles. Y mostró una caja de esa medicina, con un rosario en su interior, que los voluntarios repartieron a la salida de la plaza.