Quédense con la imagen de las aceiteras tradicionales en bares y cafeterías porque tienen los días contados. Desde el 1 de enero de 2014 las aceiteras rellenables se despiden para no volver. Entre los clientes hay muchos que están encantados con la medida, aunque a otros no les parece necesaria. Les guste o no la Unión Europea ha decidido prohibir su uso en lugares públicos para así poder controlar la calidad del aceite que se sirve al consumidor. Muchos hosteleros manifiestan su descontento porque el cambio de los envases repercutirá en el precio final del producto.