Si hay algo en cada Semana Santa que siempre está presente haga el tiempo que haga y pase lo que pase son las torrijas. Un producto estrella en esta época que muchos esperan ansiosos cada año. En la Casa de las Torrijas de Madrid ya nos advierten al entrar: "No comerlas es pecado mortal". Y es que hasta el Papa Francisco I acudía al lugar para probarlas y darlas su bendición. Con receta secreta desde 1907, las bañan en una mezcla de vinos, ingrediente especial para muchos. Pero también están las de leche, que podemos encontrar en diferentes lugares y con mayor frecuencia realiza cada uno en su casa. Tradicionalmente bañadas en leche cocida con canela en rama y untadas en huevo para embadurnarlas después en azúcar molida, la mayoría coincide en afirmar que son una delicia para los sentidos, aunque de paso, advierten: "como las de mamá, ninguna".