Alimentarse es fundamental, y hacerlo bien se ha convertido en una lucha del alcalde de Nueva York. A partir del 12 de marzo, en la Gran Manzana estará prohibido vender refrescos azucarados en envases grandes, los que superen 16 onzas ó 0,464 litros. Una norma que tiene como objetivo prevenir la obesidad, una de las enfermedades que se puede prevenir que mayor número de muertes causa al año.