El abuelo del niño de 12 años que ha perdido la vida en el accidente no podía contener las lágrimas. Se debatía entre la incredulidad y la impotencia. A lo largo de la mañana más vecinos se acercaban al lugar del accidente, algunos conocian a los fallecidos y estaban consternados por lo ocurrido. Un hombre no podía evitar echarse a llorar al recordar que los tres menores, de 10, 12 y 13 años, dos de ellos hermanos, jugaban a menudo con sus hijos.