Con 40ºC en la calle, muchos son los que buscan refugio bajo tierra. Los Pérez y los JiméneZ son algunas de esas familias que han decidido pasar sus vacaciones en una casa cueva de Granada. Un lugar donde la playa queda a más de cien kilómetros, pero que ofrece a cambio lo más deseado en verano: el frescor. Tan sólo con pasar de fuera a dentro, las temperaturas pasan desde los 40ºC a los casi 20ºC grados. En estos alojamientos rurales todo es natural, tanto que el aire acondicionado proviene de estar a más de seis metros bajo la tierra. Y, en pleno verano, los turistas se permiten el lujo de taparse con una manta por las noches.