Una mujer acudió a abortar a una clínica de Palma de Mallorca en abril de 2010 y tres meses después descubrió que su embarazo seguía adelante. Estaba de 22 semanas de gestación y la interrupción del embarazo no era ya legalmente posible. Llegó a termino y hoy su hijo tiene año y medio. Tras pasar por los tribunales, un juez ha condenado al médico a pagar una compensación de 270.000 euros al pequeño, hasta que cumpla los 25 años, y otra indemnización a la madre de 150.000 euros por daños morales. En la sentencia se establece que el médico se comportó de manera rutinaria y negligente, y ello llevó a que la mujer, que hoy tiene 24 años, fuera madre en contra de sus deseos. Según la abogada de la mujer, Eva Munar, la sentencia es pionera en España.