Los refugios de animales se preparan para recibir a las mascotas regaladas en las últimas fiestas y que se convierten, en sólo unos días, en una carga para la familia. Conscientes de la irresponsabilidad de su conducta, los dueños no se atraven a llevarlas a los albergues personalmente y las dejan atadas en las vallas de los refugios o las abandonan en la carretera. Muchas resultan heridas hasta que son encontradas o sufren problemas de malnutrición.