El mes de agosto ha dejado en el Norte de España una estampa de todo menos veraniega. Sin rastro del sol, los gallegos han tenido que convivir con la lluvia durante prácticamente todo el verano. Los vecinos se resignan pero el mal tiempo ha tenido consecuencias nefastas para los negocios de la zona. Los hosteleros ven sus terrazas vacías y ni rastro de clientes. En Euskadi, aunque tampoco gozan de buen tiempo, las cosas están un poco mejor. A pesar de que la mañana amenazaba lluvia, el sol ha conseguido salir tímidamente. Sin embargo, se cree que el tiempo mejorará de cara al fin de semana.