Hacía mucho calor y nadie podía pensar que aquello fallaría en el momento más oportuno. Benedicto XVI se encontraba con los jóvenes peregrinos en Cuatro Vientos y cuando agradecía las palabras de los voluntarios el cielo ha sonado a tormenta y han empezado a caer chuzos como puntas. Los asistentes de Su Santidad le han cubierto con varios paraguas, pero no sólo la lluvia sino el viento han hecho acto de presencia y el Pontífice se ha visto obligado a detener su discurso.