Para alejar las malas energías pero, sobre todo, para relajarse se puede practicar el yoga facial. Seguro que su cara lo agradecería. El rostro es la parte del cuerpo que más movemos. Saber relajarlo es una ciencia. La segunda fase es la digitopuntura, la presión con los dedos en los puntos claves del rostro. Y después del trabajo llega la relajación, tumbados sobre una colchoneta o colgados boca abajo, para que la sangre fluya y así lograr reactivar el rostro, porque el alma es el espejo de la cara.