Los vecinos de Algeciras, una ciudad aún desconcertada y llena de dolor por el cruel asesinato del sacristán Diego Valencia, han acudido en masa a su funeral, celebrado en la misma parroquia donde sucedieron los hechos y donde la víctima sirvió durante 16 años. Diego sale entre aplausos de la iglesia a la que dedicó 16 años de su vida y en la que se Yassine Kanjaa se la arrebató. Portando el féretro, su hijo y el párroco al que ayudaba, que no se han separado de él hasta el último momento.D esconsuelo y dolor que poco antes compartía el sacerdote con el representante de las comunidades islámicas. Con este abrazo simbolizaban la convivencia entre ambos congregaciones.El hijo de Diego Valencia encendía una vela, una luz de esperanza en el lugar donde su padre fue asesinado.