El aviso que cientos de comandantes daban a sus pasajeros era insólito. A muchos incluso les sonaba a broma, pero la amenaza era real. Eurocontrol cerraba una franja del espacio aéreo español durante 40 minutos. Las pantallas reflejaban enseguida los retrasos. A las 10:17 reabría el espacio aéreo con un balance de unos 300 vuelos retrasados, pero con la tranquilidad de que los restos del cohete habían caído lejos de España.