Arrastrados por el suelo para colocarlos en una explanada; golpeados con porras algunos que tratan de levantarse; previamente, disparos de botes de humo contra una multitud confusa y en plena avalancha… Las imágenes apócrifas de la tragedia que vivió la valla fronteriza de Melilla por el lado marroquí recogen el momento más terrible de la gestión marroquí de la inmigración ilegal subsahariana desde que ese país y España retomaron sus relaciones. 

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