Se ha convertido en rutina para los vecinos de La Palma. Las azoteas acumulan kilos y kilos de la ceniza que lanza el volcán y hay retirarla cuanto antes para evitar derrumbes. La lluvia de cenizas llega a cualquier punto de la isla y complica la conducción. Toca adaptarse, no queda otra, mientras el trabajo se multiplica para los servicios de limpieza. El ayuntamiento ha istalado contenedores para deshacerse de la incomoda y dañina ceniza cuyos efectos son devastadores también para las plantaciones. Si no se retira puede asfixiar las plataneras.