Murcia se ha llevado la peor parte de esta gota fría. El casco urbano de los Alcázares es un auténtico río de lodo donde atravesar este torrente es una misión imposible a la vez que peligrosa viendo la fuerza con la que baja el agua. Y ante tal panorama actúan para intentar salvar sus negocios con sacos de contención porque cualquier despiste puede salir caro. En todo el pueblo se aprecian los esfuerzos para blindarse ante la riada, ante el aluvión que maltrata buena parte del mobiliario urbano.