Gritos, acoso e intolerancia. Los radicales han impuesto su prohibición a empujones. Le ha pasado a un empresario catalán invitado al acto que no ha podido entrar. Le han llamado fascista y provocador. La mayoría de asistentes al evento han accedido al Palacio de Congresos sin problema porque han adelantado su llegada, pero para los más rezagados ha sido imposible. Ha sido la caza, la persecución del invitado. Especialmente tenso ha sido el momento vivido por Josep Bou, concejal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, que ha sido acosado por varios radicales, muchos ocultando su cara, y al que han llamado cobarde. En medio de todo, los concentrados también han quemado imágenes del Jefe del Estado, del Rey Felipe VI.