La reunión de Pedro Sánchez y Quim Torra ha respondido al guión para intentar crear un clima de distensión. El presidente del Gobierno espera al de la Generalitat a las puertas de Moncloa. Apretón de manos y sonrisas que repiten ya dentro del edificio. Intercambio educado de regalos y más sonrisas. Porque esa era una de las primeras incógnitas. El tono del encuentro. Y la expectación ha ido creciendo a medida que la reunión se ha ido alargando. Han tenido tiempo incluso de dar un paseo por los jardines de Moncloa.