"A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión", la frase de Rajoy bien puede resumir su filosofía política. El hombre que hizo virtud de la espera, de medir los tiempos, que no corria, que andaba rápido. Llegó así casi sin inmutarse, paso a paso hasta la presidencia del Gobierno. Gallego, registrador de la propiedad, lo ha sido todo en el PP. Y le ha pasado de todo, accidente de helicóptero incluido. Perdió dos elecciones y varias veces lo intentaron levantar de la silla pero siempre acabó resistiendo. Y a base de aguantar, sentado, veía pasar los cadaveres de sus adversarios políticos por la puerta de su casa. Se va con la idea de que se enfrentó a dos grandes desafíos.