Tenía la sonrisa en los ojos y una enorme dulzura. "¡Nadie puede hacerle daño a mi hijo!", pensaba la madre del pequeño, de tan solo 8 años
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Tenía la sonrisa en los ojos y una enorme dulzura. "¡Nadie puede hacerle daño a mi hijo!", pensaba la madre del pequeño, de tan solo 8 años