Se ganó a pulso su fama de excéntrico por sus espectáculos. Hizo de su enfrentamiento con el exministro de economía Miguel Boyer, su cruzada particular. Asiduo de los juzgados con una enorme ristra de causas pendientes, hacía de cada declaración ante el juez una demostración de su personalidad. Controvertido por sus ataques continuos a los políticos. Siempre amenazaba con volver. Y se prestaba a ser protagonista en anuncios de televisión para intentar levantar sus empresas. Católico reconocido. Vigoroso e incombustible. En sus últimas apariciones era tan solo una sombra de lo que fue. Con paso titubeante y hablar entrecortado. Aunque hasta sus últimos momentos siempre ha dejado frases para el recuerdo.