Pilar Vicente, valenciana, quería visitar a su hijo que estudia ingeniería en Alemania, vivía en Barcelona, su marido se quedó en casa pero hoy se la recuerda en el único colegio de Bonrepós donde dio clase prácticamente a todas las generaciones del pueblo. Sant Cugat era hoy un pueblo de luto. Lloraban por la pérdida de tres generaciones de una misma familia: abuela, madre y nieta, las tres de nombre Emma. En el pueblo también han homenajeado a los dos trabajadores de Delphi Rogelio y Manuel que vivían allí