Es el dolor por una muerte y a la vez la señal de una nueva vida que llega. Es su viuda a punto de dar a luz frente al féretro de su marido. Los restos mortales del cabo Francisco Javier Soria llegan a hombros de sus compañeros. Adiós solemne y triste al que no ha faltado ni la lluvia, ni la cúpula militar, ni el recuerdo para un compañero querido. Nada consuela, pero la medalla al mérito militar; los honores; las salvas; los compañeros que aguantan las lágrimas y el calor de su gente al menos acompaña a una viuda que se aferra a una flor, a una gorra y a una bandera. Largo cortejo fúnebre para el Cabo Soria, para un casco azul, para un militar y sobretodo para un padre que nunca conocerá a su hijo. Búsqueda avanzada