Los asesinatos más graves, los de menores, por ejemplo un caso como el de José Bretón, podría ser condenado con la prisión permanente revisable: una nueva pena que posibilita la condena de por vida, aunque prevé que se revise a los 20 o 25 años de cumplimiento. El Gobierno lo ha aprobado a pesar de tener a toda la cámara en contra. Además amplía los casos en que se puede aplicar la libertad vigilada. Un codigo penal más duro con los desórdenes públicos y que convierte un 60 por ciento de las faltas en delitos.