El presunto pederasta era muy observador. Buscaba una niña de su agrado en el parque y la vigilaba. Así escuchaba su nombre mientras jugaba con otras niñas y se acercaba luego a ella fingiendo conocerla. Según los atestados, en varias ocasiones empleó la táctica de ser amigo de sus padres. Decía que le había mandado su madre y que tenía que ir con él a probarse ropa. Dos de las niñas se lo creyeron, incluso fingió que hablaba por teléfono con sus padres, y fueron secuestradas. Otra de las veces una de las menores estaba con su abuelo y él le dijo que se escondiera que le iban a dar una sorpresa. Así consiguió que la niña se metiera en su coche y se fue con él.