En los teléfonos móviles de los jóvenes nos encontramos de todo, ponemos a examen la ortografía en las redes sociales y las reglas para escribir no existen. Todo vale. Porque en tiempos de crisis hasta en eso se ahorra: rapidez y comodidad. Pero los que realmente sufren esta forma de escribir son los profesores, que se encuentran auténticos jeroglíficos en los textos de los alumnos. Tomen nota, que nos puede llegar un mensaje cifrado.