El matrimonio de ancianos tenía la estafa bien estudiada. Elegían un coche que maniobraba se colocaban detrás, lo golpeban y se tiraban al suelo. Su pareja y otros dos compiches, que decían haber presenciado la escena alertaban al conductor que bajaba del vehículo asustado. El anciano fingía dolores y solicitaba un parte amistoso al conductor. Al día siguiente acudía aun médico privado alegando unos dolores insoportables tras el atropello y el seguro pagaba. Esta simulación la repitieron un total de siete veces hasta que les han pillado. A los ancianos y a sus comnpinches que les daban coartada. La pareja además tenía diversos seguros con otras compañías por accidente y también cobraban, además de la del coche, su propia indemnización. Desde 2007, con la crisis, este tipo de estafas se han duplicado.