Aguirre llega primero. Besos para todos, sonrisas y saludos incluso en inglés. Turno después para Botella. Mismos gestos, mismo lenguaje, pero frialdad entre ellas. A ambas les separan apenas dos metros. En medio el hijo de Thatcher. Frío y tenso saludo entre las dos, a distancia. Sólo hay cruce de miradas, no hay contacto físico. Han evitado una imagen juntas. Ambas coinciden en el centro de Madrid en la inauguración de una plaza a Margaret Thatcher, en honor a quien es el referente político de Aguirre.