Su casa en Queralbs fue la particular sombrilla de los Pujol para el chaparrón que se les venía encima. Allí todo era calma: paseos tranquilos y charlas con los vecinos. En exclusiva y por primera vez, las cámaras de Mediaset localizaban aquí al expresident después de confesar la presunta herencia oculta. Entonces ni molestaban las preguntas ni dolían los tropiezos. Después, decenas de periodistas se acercaban a la zona. Comenzaban los primeros agobios. Peregrinar a Queralbs se convierte entonces en un actividad de recreo más para el verano. Pero fue llegar a Barcelona y todo cambia para los Pujol.