Sus nombres lo decían todo: la corrala Alegria, la corrala Las Luchadoras, la corrala Buenaventura y, por supuesto, la corrala Utopía. Desde mayo de 2012 este edificio ocupado ha creído en la autogestión. Su modelo se extendió por toda Sevilla: vecinos organizados, ánimo legal. Y siempre edificios propiedad de bancos y cajas. Ocho corralas ocupadas ha llegado a haber en Sevilla y seis en Málaga, en total casi 400 familias realojadas. El fenómeno se repite por toda España, pero no es casualidad que en Andalucía se viva con especial intensidad: en solo tres meses en Málaga hubo casi seis mil desahucios, mientras el número de viviendas vacías se elevaba hasta las 19.000. Mucho espacio sin ocupar para que no quede lugar para la Utopía.