El fuerte temporal y las gigantescas olas han dejado el paseo de la playa de Gijón destrozado. Pero a pesar del peligro que la tempestad supone hay curiosos que no pueden resistirse a acercarse a la orilla del mar. En Santander, el agua entró hasta los restaurantes de la playa del Sardinero. El mar no ha respetado ni los cementerios en Bobes, Asturias, donde el temporal ha destrozado hasta un centenar de nichos. En Luanco, los vecinos han tenido que tapiar puertas y ventanas. En Somo, ha sido aún peor; el fuerte oleaje devoró los cimientos de las casas más cercanas.