Jaume Matas vuelve hoy a los juzgados de Palma. Otra vez se sienta en el banquillo de los acusados y otra vez es por corrupción. Un jurado popular deberá decidir si cometió cohecho impropio, después de que un hostelero amigo suyo contratara de forma ficticia a su mujer y le pagara 42.000 euros por un trabajo que nunca cometió. Era la artimaña que idearon, presuntamente, para ocultar el regalo de todo ese dinero por parte del empresario.