Miguel Ricart, uno de los asesinos de las niñas de Alcasser, fue condenado a 170 años de cárcel. Ahora, tras la eliminación de la doctrina Parot, 20 años y 11 meses después va a salir de prisión. Durante todo ese tiempo nadie fue a visitarlo. Tiene una hermana que se ha quitado sus apellidos y una hija, de 23 años, que no quiere tener ninguna relación con él. Sus vecinos de Catarroja, el pueblo valenciano donde nació Ricart, ven su inminente excarcelacion como una burla. En Alcasser solo con pronunciar su nombre sienten dolor e indignación. Y en Albal, donde vivió con Antonio Anglés, lo mismo.