Manolo Escobar perteneció a esa generación de aficionados que desde niños soñaron con lo imposible: ser campeones del mundo. En 2010 su sueño, como el de millones de españoles, se cumplió contra Holanda en una final de infarto. Un día después, el cantante, recuperándose aún de una operación, no dudó en asistir a la celebración en Madrid de la Copa.