Los hay que vienen por primera vez, quienes repiten año tras año y los que acuden por una promesa. Como cada 12 de octubre, Zaragoza despierta con emoción, con el ruido de fondo de las castañuelas y sobre todo la jota como eterna banda sonora. Y hoy no es un día cualquiera, es el día del Pilar y todos portan ramos a la Virgen para que les cuide y por supuesto con las mejores galas.