El accidente ferroviario de Santiago ha marcado para siempre a aquellas personas que perdieron allí a sus familiares y a aquellos que resultaron gravemente heridos. Lidia estuvo allí y lleva un mes y medio luchando contra las secuelas del accidente. El dolor físico se le ha unido a los recuerdos de aquel día. Lidia puede andar con muletas desde hace muy poco, pero aun así duerme en una cama ortopédica en casa de su madre, porque depende de ella las 24 horas.