Quien la conoció definió a Rosalía Mera como una mujer combativa que no eludía una pregunta. Nunca se despegó de sus orígenes en el humilde barrio coruñés de Monte Alto y se sentía incómoda entre las élites económicas. A los 11 años comenzó a vivir de la costura trabajando de dependienta en las tiendas Bien de A Coruña conoció al que sería su marido, Amancio Ortega, que acudió a despedirse de Rosalía.