El banco malo dejará impolutos los balances de las entidades financieras. A él irán a parar todas las inversiones fallidas del ladrillo. Los bancos con ayudas públicas están obligados a deshacerse de esos activos tóxicos asumiendo pérdidas. El precio de venta lo determinará el Banco de España. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, decia que "lo básico y fundamental es que no cueste al contribuyente".