La reunión de urgencia del grupo de los siete países más ricos del mundo ha calmado los ánimos de los inversores. España ha sido la protagonista de la conversación entre los más poderosos, junto a Grecia. Al G7 le preocupan las tensiones de nuestro sistema financiero y la crisis de la deuda griega. Temen que la situación que vive el euro acabe contagiando al resto de la economía mundial. Por eso se muestran dispuestos a cooperar para afrontar esos problemas.