El gobierno argentino ya dejó claro ayer que no pagará los 8.000 millones de euros que Repsol exige por su participación del 51 por ciento en YPF. Algo con lo que ya contaba la petrolera. Lo que está claro es que la decisión inquieta a otras empresas con inversiones en Argentina. Varias informaciones apuntan a que Repsol había intentado vender YPF a la china Sinopec antes de que Argentina tomara la decisión de expropiación. Hoy Brufau declaraba que le habría encantado que los argentinos vieran la inaguración de la ampliación de esta refinería: la mayor inversión industrial de nuestro país. Porque la petrolera quiere empezar a dejar claro que es mucho más que un negocio en Argentina.