Una mujer y sus dos hijas caminaban tranquilamente por una calle de Lorca a las siete menos cuarto de la tarde del miércoles 11 de mayo. Las niñas vienen de clase de danza y se divierten correteando. Cruzan la calle cogidas de la mano de su madre, pero una de las pequeñas se suelta y se queda jugando en la acera. Su madre la llama pero ella no le hace caso. La mujer decide cruzar a por ella.