En una larga batería de denuncias, el príncipe Enrique ha acusado a los periodistas de pincharle el teléfono, de usar detectives privados para espiarle y de hundirle emocionalmente en muchos momentos de su vida con las informaciones que usaban periódicos como el Daily Mirror.

Enrique se ha abierto en canal ante el alto tribunal londinese desgranando dolorosos detalles... como el daño que sufrió por los rumores sobre la identidad de su padre o la brecha que se abrió con su hermano Guillermo tras la publicación de unas discusiones sobre el mayordomo de la Princesa Diana.

Su declaración ha sido un ataque frontal contra los tabloides británicos por conseguir información de forma ilegal. Las pruebas estarían recogidas en 33 publicaciones del Daily Mirror durante 15 años, pero la empresa periodística del magnate Rupert Murdoch que hay detrás lo niega. Sólo reconoció una vez la contratación de un detective, y se mostró dispuesta a pedir disculpas, pero siempre ha defendido que todo ocurrió sin conocimiento de los editores del rotativo.